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En un importante aporte para la conservación regional, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) logró el exitoso rescate de un ejemplar de ocelote (Leopardus pardalis) en el municipio de Fusagasugá, a pocos kilómetros de Bogotá. La operación se concretó gracias a la rápida y responsable acción de un ciudadano, que reportó la tenencia del animal, permitiendo así que el felino, el tercero más grande de Colombia, recibiera atención especializada inmediata. Este acontecimiento subraya la importancia de la colaboración cívica en la lucha por la protección de la invaluable fauna silvestre del país.
El hallazgo de este majestuoso animal se produjo bajo circunstancias inusuales. Según el testimonio del ciudadano que efectuó la entrega voluntaria, el ocelote fue encontrado en un estado de salud precario a la vera de una carretera troncal, mientras el informante realizaba un desplazamiento desde la costa caribeña hacia el interior del territorio nacional. Ante la evidente vulnerabilidad del joven felino, el ciudadano optó por recogerlo y proporcionarle alimentación durante el trayecto, con la firme intención de entregarlo a las autoridades ambientales una vez regresara a su municipio de residencia, en Fusagasugá. Este acto de compasión y responsabilidad fue el detonante para que el animal pudiera ingresar al circuito de rehabilitación oficial.
La respuesta de la Dirección Regional Sumapaz de la CAR Cundinamarca fue inmediata y rigurosa. La directora regional, Érika Álvarez, confirmó la celeridad del protocolo activado. "El mismo día que se recibió la llamada, los profesionales de la Dirección Regional se desplazaron al lugar y recibieron el ocelote", declaró la funcionaria. Agregó que el ejemplar fue sometido a una atención especializada de urgencia, que permitió determinar su buen estado general a pesar de las condiciones iniciales de su hallazgo. La pronta evaluación condujo a su traslado al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre (CAV), donde se iniciará un proceso de rehabilitación integral con la meta de lograr su eventual reincorporación a su hábitat natural.
Gracias a un reporte ciudadano, logramos recuperar un ocelote 🐆 en la provincia de Sumapaz.🙌🏻
El felino ya recibe atención especializada en nuestro Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre (CAV) y podría volver pronto a su hábitat natural.
Denuncia el tráfico y… pic.twitter.com/LPGS5ZbCsy
— Alfred Ballesteros Alarcón (@Alfred_Balle) October 28, 2025
Este caso reviste una importancia especial para la jurisdicción. La directora Álvarez destacó la excepcionalidad del rescate: "Este es el primer ocelote que recibimos en nuestra regional", por lo que dicho trabajo no solo resalta la efectividad del canal de denuncia ciudadana, sino que también pone de relieve la presencia de la especie en la zona de influencia de la CAR, reforzando la necesidad de acciones de vigilancia y protección.
El ocelote, formalmente conocido como Leopardus pardalis, no es solo un felino atractivo por su piel moteada; es un pilar ecológico para los ecosistemas colombianos. Como el tercer felino más grande entre las siete especies que habitan el país, desempeña una función crítica como regulador biológico. Su dieta se compone de presas medianas y pequeñas, incluyendo roedores, iguanas y serpientes, lo que contribuye al control poblacional y al mantenimiento del equilibrio natural en sus nichos. Su rol es, por tanto, indispensable para la salud de la biodiversidad que lo rodea.
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No obstante, esta especie enfrenta un panorama de amenazas complejo y creciente. Las principales causas de vulnerabilidad para el ocelote radican en el cautiverio ilegal, la pérdida progresiva de su hábitat debido a la deforestación y la expansión de la frontera agrícola, y el tristemente frecuente atropellamiento en las carreteras. Estos factores combinados han puesto al ocelote en una situación que requiere la máxima atención de las instituciones y de la ciudadanía.
Ante este exitoso, pero preocupante, rescate, la CAR Cundinamarca ha reiterado su llamado urgente a la sociedad. La entidad hace hincapié en la necesidad imperiosa de preservar la fauna silvestre, respetando el espacio natural de estos animales. Asimismo, se insta a la población a convertirse en guardianes de su entorno, reportando cualquier avistamiento y, crucialmente, denunciando cualquier indicio de comercialización y tráfico ilegal de fauna silvestre, un flagelo que constituye un delito grave bajo la legislación colombiana. El futuro de ejemplares como este ocelote depende, en gran medida, de la conciencia y la acción conjunta entre la autoridad ambiental y la comunidad.
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La caza, captura, comercialización y posesión de especies silvestres nativas constituye un delito que puede ser sancionado con penas de prisión de entre 2 y 8 años, además de multas de alto valor económico. A nivel nacional, las denuncias pueden realizarse a través de la línea 123.
Si encuentra un animal silvestre herido, atrapado, inconsciente, una cría aparentemente abandonada, en peligro o que requiera atención veterinaria, puede comunicarse con la línea de emergencias 304 630 0090. Este número también está disponible para quienes deseen entregar voluntariamente un ejemplar silvestre que tengan en cautiverio.
De acuerdo con el Código Penal colombiano, las personas que se apropien, extraigan, mantengan o se beneficien de animales silvestres dentro del territorio nacional pueden enfrentar penas de prisión que van de 48 a 108 meses. Esta disposición está contemplada en la Ley 1333 de 2009, la cual considera como delito ambiental la caza, el transporte, la comercialización y la tenencia ilegal de fauna silvestre.
JULIÁN CAMILO SANDOVAL
NOTICIAS CARACOL DIGITAL
JSANDOVAL@CARACOLTV.COM.CO