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Lo que comenzó como una denuncia en redes sociales terminó por convertirse en un escándalo nacional en Japón. La plataforma de comercio electrónico Mercari, una de las más populares del país, se vio envuelta en una polémica luego de que se descubriera que se estaban vendiendo ecografías fetales y pruebas de embarazo positivas a precios que oscilaban entre los 14 y los 40 dólares.
Estas imágenes podían ser editadas y utilizadas con fines fraudulentos, principalmente para manipular a hombres y hacerles creer que serían padres, una práctica que en Japón ya tiene nombre: “ninshin sagi”, o fraude de embarazo.
El tema salió a la luz en agosto de 2025, cuando un usuario de la red X (antes Twitter) denunció que en Mercari se ofrecían fotos de ecografías y pruebas de embarazo como si fueran simples productos de segunda mano. El caso generó indignación y preocupación entre los usuarios, quienes señalaban que estos productor podían ser un posible instrumento para estafas emocionales y financieras.
Según reportes de medios japoneses, había publicaciones que ofrecían ecografías de 7 semanas de embarazo con fecha y nombre editables, a un precio cercano a los 6.000 yenes (unos 24.000 pesos colombianos).
Aunque usuarios habían advertido desde 2018 sobre este tipo de publicaciones, fue solo hasta este año, gracias a las capturas de pantalla difundidas en redes sociales, que el problema explotó en la esfera pública.
Ante la creciente presión social y mediática, Mercari emitió un comunicado anunciando que, a partir del 1 de septiembre de 2025, la venta de ecografías y productos similares quedaría oficialmente prohibida en la plataforma.
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La compañía detalló que estos artículos serán clasificados como “publicaciones inapropiadas” y que utilizarán inteligencia artificial para detectar y eliminar automáticamente anuncios de este tipo. Además, instaron a quienes ya habían subido imágenes de ecografías a retirarlas de inmediato.
La medida busca no solo prevenir fraudes, sino también proteger a menores de edad y a los propios usuarios frente a las posibles consecuencias de este tipo de comercio digital.
El fenómeno conocido como “ninshin sagi” no es nuevo en Japón. Se refiere a casos en los que una mujer finge un embarazo para extorsionar a un hombre con el que sostuvo una relación. Con el auge de las plataformas digitales y las redes sociales, los expertos temen que este tipo de engaños se vuelva más frecuente y sofisticado.
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“Las ecografías no son simples imágenes médicas, sino documentos emocionales cargados de confianza. Al venderse en línea, se convierten en armas de manipulación”, explicó un especialista en seguridad digital a medios japoneses.
La polémica también reabrió un debate más amplio: la práctica del “sharenting”, o el hábito de padres que comparten en internet fotos y datos de sus hijos incluso antes de su nacimiento.
Un estudio de 2024 alertó que publicar imágenes de ecografías puede exponer a los bebés a riesgos de robo de identidad y secuestro digital. La investigadora Valeska Berg, líder del estudio, señaló: “Incluso cuando publican sobre su embarazo, revelan datos que los identifican. Esa identidad digital puede ser robada y usada con fines maliciosos”.
En foros especializados se han documentado casos de “secuestradores digitales”: personas que roban fotos de bebés en redes sociales y las hacen pasar como propias, creando perfiles falsos o simulando una maternidad inexistente.
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El escándalo de las ecografías en Mercari dejó al descubierto no solo un vacío en la regulación de plataformas de compraventa, sino también un recordatorio sobre los riesgos de compartir información íntima en entornos digitales.
MARÍA PAULA GONZÁLEZ
PERIODISTA DIGITAL DE NOTICIAS CARACOL