El ciclista colombiano aseguró que el combinado nacional es un “fiel reflejo de un país luchador y unido”. El campeón de la Vuelta a España compartió una serie de imágenes en su cuenta de Twitter acompañadas de la frase: “Felicitaciones muchachos, fiel reflejo de un país luchador y unido. Grandes todos”. Vea, además: “Falcao tiene que ser como un tigre para poder ganar el Mundial”: Nairo Quintana También: Con estas palabras, Juan Guillermo Cuadrado celebró “la gracia de Dios” durante el partido
El ciclista colombiano le envió un mensaje al delantero, quien será el capitán de la selección Colombia en la Copa Mundial FIFA 2018. “Falcao tiene que ser como un tigre para poder ganar el Mundial. Deseo que lleguen lo más lejos que puedan”, aseguró Quintana en entrevista con Noticias Caracol. Nairo Quintana, de 28 años, se prepara para el Tour de Francia, competencia que se correrá del 7 al 29 de julio y se verá por la pantalla de Caracol Televisión.
El cantante y el ciclista fueron los invitados especiales al foro ‘Pacto mundial por el medio ambiente’. En la cita, el artista samario cantó un tema en homenaje al deportista boyacense.
Tanto Germán Cardona como el presidente sufrieron para ponerse la protección. Vea, además, el regalo que Nairo Quintana le hizo a la Armada.
Eusebio Unzué, director deportivo del equipo español, cree que los conjuntos deberían tener ciclistas suplentes para sustituir a los lesionados. La reducción a ocho corredores en Grandes Vueltas (Giro de Italia, Tour de Francia y Vuelta a España) y a siete en las otras competencias tiene preocupado al mánager de los colombianos Nairo Quintana, Dayer Quintana, Winner Anacona y Carlos Betancur. “Me parece bien que se reduzcan corredores, pero lo anormal es que un deporte tan duro y con el grado de siniestralidad que tiene no busque fórmulas para paliar la pérdida de corredores y juegan en igualdad de condiciones. Como no hay opciones de sustituir a nadie, ahí tenemos a los chavales destrozados, haciendo etapas de 200 km en muy malas condiciones. Si no hay opción de cambiar, al menos se podría barajar la posibilidad de estudiar con los doctores tenerlo dos días de recuperación o cuando el médico considere. Pero es lo que hay. Me gustaría poder probar que los corredores que se hayan caído en la primera semana puedan ser sustituidos, y tener tres corredores preparados para sustituir a los heridos, como pasa en cualquier otro deporte”, declaró Unzué en entrevista con ‘Ciclo 21’. Por otro lado, el director deportivo de Movistar aseguró que se deberían limitar los presupuestos de los equipos en el ciclismo para que “los sueldos de los corredores fueran más equilibrados. Quienes no tenemos los presupuestos ilimitados nos tenemos que pelear por los gallos que hay en el mercado, echar todas las energías, y repartir miseria entre los demás corredores. Eso es injusto”. Unzué finalizó criticando que el Tour de Francia 2018 tenga pavés en una de sus etapas, ya que “no hay ninguno de los favoritos que haya salido encantado al ver los tramos. Todos vamos a tener que asumir unos niveles de riesgo increíbles. Los habituales, pero multiplicados por ni se sabe cuánto, y con uno menos. El pavés no le va a dar el Tour a nadie, sí se lo puede quitar a muchos”.
El paisa le obsequió un enterizo de Colombia que firmaron Nairo Quintana, Jarlinson Pantano, Fernando Gaviria, Sergio Luis Henao, entre otros. Esta prenda será subastada por la periodista mexicana y servirá para hacer un aporte a víctimas del sismo de 7,1. Vea, además: ¿dónde está la paloma de la paz del presidente Santos? Y las arpas llaneras que llegaron a Irlanda.
El ciclista se vio emocionado luego de recibir una bandera con mensajes de sus paisanos.
A través de redes sociales, expresaron su dolor por la tragedia e invitaron a sus seguidores a ser solidarios con las víctimas.
Colegios de Arcabuco, Ventaquemada y Monguí fueron beneficiadas con equipos y recursos de tecnología.
No se pierda las declaraciones que quedaron para la posteridad, algunas por extravagantes y otras por certeras.
“Yo me atrevería a decir, fácil, si digo el 70%. en el año 2003, el batallón Vargas dio 100 bajas, 100 muertos, 100 resultados operacionales, de esos 100, 70 no obedecen a la realidad, son falsos”. Esta cruda confesión es del mayor retirado del Ejército Orlando Lizarazo Cárdenas, protagonista de un oscuro capítulo de crímenes e impunidad que forjaron miembros de la fuerza pública y las autodefensas en el Meta entre 2002 y 2004. Hoy es testigo clave en la Jurisdicción Especial para la Paz.>>>JEP llama a juicio al general Lasprilla, excomandante del Ejército, por falsos positivos“Realizamos mucho fraude operacional que fue lo que condujo a toda esta serie de ejecuciones que no obedecen a la realidad. Realmente, el Ejército no las hizo, fueron ejecutados por miembros de las autodefensas y entregados a nosotros los militares para que los reportáramos como si los hubiéramos dado de baja”, aseguró.Preguntado sobre sí lo que hacía él con sus hombres era legalizar una operación de ejecuciones que perpetraban las autodefensas, el oficial retirado manifestó que “sí”.Por primera vez, este oficial en retiro acepta contar su historia públicamente y asegura que decir la verdad es la única forma que ha encontrado para sacudirse esos demonios del pasado que lo persiguen a zarpazos.“Yo duré cargando este peso sucio en la conciencia prácticamente por más de 10 años... Nos desbordamos en mostrar resultados, sin importarnos prácticamente el cómo, entonces nos aliamos con las autodefensas. La connivencia con la autodefensa no es de ahorita, no es del 2002, 2003 en el batallón Vargas, no, siempre se ha escuchado y se ha visto, y, en su momento, todos callábamos”, reconoció.Lizarazo, oficial de operaciones del Batallón de Infantería Pantano de Vargas, con sede en Granada, Meta, ha reconocido ya 35 hechos de su alianza con el Bloque Centauros en los que al menos 105 personas fueron presentadas como guerrilleros abatidos en combates.¿Quiénes eran las víctimas?“Nosotros nunca nos indagamos, nos preocupamos por indagar quién era, de dónde venía, por qué, no, esa tarea la hacía el comandante de las autodefensas con quien se coordinaba, alias Chatarro. Él era la persona encargada de colocarnos esos famosos falsos positivos para que nosotros los reportáramos”.El oficial en retiro se refiere a Luis Arlex Arango Cárdenas, alias Chatarro, segundo al mando del Bloque Centauros, hoy en prisión. Este sujeto ya le ha contado parte de su historia a la JEP, tal como reveló Noticias Caracol en 2019.Pero, además, Lizarazo y Chatarro podrían tener las claves para documentar una página muy poco investigada en la historia de la guerra colombiana: cómo integrantes de la Fuerza Aérea, al parecer, terminaron aliados con el Bloque Centauros.El mayor Lizarazo cuenta, por ejemplo, que el 8 de julio de 2003, en la vereda Matupa de San Martín, Meta, fue testigo de una operación de apoyo de la FAC a este bloque paramilitar en su guerra contra las autodefensas campesinas del Casanare. Con ese ataque, Centauros empezó a ganar el control territorial de la región.“Al llegar allí, no sé, algo que yo no haya visto: grupos de autodefensas enfrentados y encima de eso un apoyo aéreo que no sé de dónde salió ni a quién estaba apoyando. Y yo: ‘¿Esto qué es?, ¿y esto?, ¿quién está dirigiendo este apoyo aéreo? Yo no tengo contacto con ellos y nos pueden atacar a nosotros igualmente’. Efectivamente, informé al comandante de batallón y el coronel Cabuya me mandó un código de identificación y pude lograr comunicación con las aeronaves para que supieran y me identificaran y no me atacaran. A los 3 minutos se acabó el apoyo aéreo”, sostuvo.Lizarazo relata que en ese momento él y sus hombres se sintieron en riesgo, pues no sabían a qué bando paramilitar estaba apoyando el avión de la Fuerza Aérea que intervino en los combates.“Ahí pues hubo mucho muerto, en ese combate me dieron para reportar 15 bajas, se reportaron esas 15 bajas como si hubieran sido en combate con el Ejército, cosa que no obedece a la realidad. Allá no se hizo nada. Llegamos a recoger eso y a ver ese espectáculo aéreo del apoyo que estaban realizando... ya después, efectivamente, Chatarro, que era el que coordinaba todo, me dice que él era el encargado de coordinar directamente los apoyos aéreos cuando los necesitaban para tanto con el Centauros como con la misma guerrilla”, expresó.En ese sentido, respecto a si el Bloque Centauros tenía algunas formas para que la Fuerza Aérea trabajara en conjunto con ellos, el oficial en retiro señaló que sí y que “Chatarro manejaba los contactos”.>>>Dolorosos testimonios por falsos positivos en Antioquia: “Lo torturaron y le dieron droga”Otoniel dio detallesLa Unidad Investigativa de Noticias Caracol confirmó que, hace un mes y medio, Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, dio más detalles de esa supuesta operación conjunta entre la Fuerza Aérea, el Ejército y el Bloque Centauros. Lo hizo ante una comisión de la JEP que se desplazó para interrogarlo hasta la penitenciaría de Florence, en Colorado, la cárcel más custodiada de los Estados Unidos, donde purga una pena de 45 años de prisión.Otoniel incluso habló de entregas concretas de dinero. También reiteró sus acusaciones contra dos generales en retiro, Mario Montoya y Leonardo Barrero, de quienes aseguró recibieron un apartamento blindado y 450 millones de pesos, respectivamente, por apoyar la expansión del Bloque Centauros.Según contó, los detalles del pago a Montoya los tiene Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, también extraditado y condenado en Estados Unidos. Por último, añadió que alias Andrés, un sobrino del capo Miguel Arroyave, era el contacto entre el Bloque Centauros y la fuerza pública para sus operaciones. Montoya y Barrera han negado estos señalamientos.Otoniel fue clave en esa guerra de su organización contra las autodefensas del Casanare, una época de violencia sin tregua que tiñó de sangre los Llanos Orientales. El mayor Lizarazo lo pone en perspectiva. ¿Cuánta gente pudo haber muerto en esas guerras del Llano? “Esa guerra entre autodefensas yo creo que arrojó, uff, más de mil muertos”.Buena parte de esos muertos terminaron engrosando las listas de éxitos operaciones del Batallón Pantano de Vargas. Es decir, mostrando que la guerrilla estaba cada vez más diezmada en esa región, una ficción inverosímil que años después quedó al descubierto con el capítulo de las ejecuciones extrajudiciales, cuyas víctimas se calculan en 6.402 casos, civiles en su mayoría. Un fenómeno criminal que se extendió por todo Colombia en los tiempos de la seguridad democrática del gobierno Uribe y que el mayor Lizarazo reconoce con vergüenza.“Todo esto nos llevó a pasar a esos excesos que nos convirtieron en esos traidores que usted llama o en esas manzanas podridas que nos cataloga la institución, pero el afán de participar y de estar subidos, como decían en su eslogan, en el tren de la victoria, en ser protagonistas del final de la guerra, nos dejamos enceguecer… Esas manzanas podridas se expandieron y llevaron ese virus, contaminaron en otras regiones del país. Entonces pudimos ser poquitas, pero eso se prendió y se regó por otro lado”, manifestó.Alias Chatarro, citado a versión librePara determinar si la Fuerza Aérea le colaboró al Bloque Centauros en su guerra con las autodefensas del Casanare, tal como refiere el mayor Lizarazo, la JEP citó a versión libre a alias Chatarro el 4 de junio de 2024.En ese auto, en poder de Noticias Caracol, se enumeran las 148 víctimas atribuidas a Chatarro como jefe paramilitar, incluidas las 15 que perecieron tras el apoyo aéreo del 8 de julio de 2003 realizado, presuntamente, por la FAC.Lizarazo reflexiona al respecto: “Hay muchos que todavía pretenden tapar el sol con el dedo y no es así, nosotros no sacamos nada con tratar de encubrir a alguien… Entonces hay muchas personas que no están aceptando y niegan, niegan. Primero, yo no sé cómo viven con esa conciencia, por lo que te digo, para uno es un descanso aportar y contar la verdad, no puede uno vivir con ese peso toda la vida”.Pero la verdad que podría entregar Chatarro está siendo amenazada. Según denunció, una semana después de haber sido citado por la JEP, le sustrajeron de su celda en la cárcel de Itaguí una USB en la que tenía toda la información de sus enlaces y colaboradores de la fuerza pública en el Meta. Chatarro señaló a un guardia del Inpec de haber ingresado irregularmente a su lugar de reclusión."Noto con sorpresa, a las pocas horas, que no encontraba una USB en la cual tengo información muy sensible y relevante... La gravedad de la pérdida de este elemento es la información, nombres, hechos y situaciones que se cometieron en el pasado con funcionarios públicos. Solicito de manera urgente se me brinden las garantías y protección".El pasado 29 de abril, los magistrados de la JEP Alejandro Ramelli y Gustavo Salazar dieron la orden de investigar estos hechos y realizarle un estudio de seguridad al testigo. En su determinación, señalaron lo preocupante de este caso: "Las circunstancias descritas, informadas por el testigo, le permiten a esta sala de justicia aseverar que existe riesgo de pérdida de la información que manifiesta el testigo desea aportar a esta jurisdicción y extrañamente desapareció de su celda, una vez convocado por estos despachos".No es todo. La JEP ordenó rastrear todas las operaciones del Comando Aéreo de Combate N° 2 de la Fuerza Aérea con sede en Apiay, Meta, entre 2002 y 2008, a fin de verificar el apoyo que prestó a la fuerza pública en distintos combates.Los investigadores pidieron información concreta de la orden de operaciones número 76 Coyote, que contiene la bitácora de vuelo del 8 de julio de 2003 relacionada con los hechos denunciados por el mayor Lizarazo, donde murieron 15 personas.Esos documentos también están en poder de Noticias Caracol: "El despacho realizó en el mes de febrero del presente año una inspección judicial al Comando Aéreo de Combate N° 2 de la Fuerza Aérea de Colombia con sede en Apiay, Meta, con la cual se logró identificar a por lo menos 20 personas que entre el año 2002 y el año 2008 pertenecieron a dicha unidad y que resultan de interés para la sala".En ese listado aparecen los generales Román Ricardo Rubiano, Flavio Enrique Ulloa, Hugo Enrique Acosta y Jorge Enrique Parga, quienes seguramente serán llamados a declarar en este caso para que expliquen si tienen alguna información sobre estas graves denuncias que relacionan a miembros de la Fuerza Aérea como colaboradores del Bloque Centauros.También serían citados tres coroneles, cuatro tenientes coroneles, cinco capitanes, dos mayores, una subteniente y un piloto que estuvieron en esa unidad de combate de la FAC en esos años que rastrea la JEP.¿La Justicia penal militar cohonestó buena parte de estas operaciones ilegales? ¿Ellos terminaban de legalizar lo que supuestamente ocurría, según se mostraba en papeles? ¿No investigaban? ¿Realmente colaboraron en todo ese aparataje criminal?“Sí, de una u otra forma, sí, no puedo decir si directa o indirectamente, pero sí, claro, si ellos tienen la capacidad de investigar y son jueces de la República, deben tener esa malicia, esa intuición de saber si la cosa o el resultado está bien hecho o no, si hay alguna cosa irregular. Allí, no, allí en el batallón Vargas, de todo ese poco de resultados, yo creo que fui llamado dos veces a declarar, del resto, nunca”, señaló el mayor Lizarazo.Y complementó: “Prácticamente cerraban la investigación en 3 días, una semana, rápido”.Preguntado sobre si eso era un formalismo, puntualizó que totalmente, “tanto que había un formato para las declaraciones. En últimas no era sino cambiar fecha y el nombre y ya”.Con sus 54 años a cuestas, el mayor Lizarazo sabe que estas confesiones lo ponen en riesgo, pero también sabe que este país tan impune merece la toda verdad. >>>Confesión de un mayor sobre falsos positivos en Casanare: "Fueron vilmente asesinados por el Gaula"
En los primeros años del siglo XX, la Amazonía colombiana fue testigo de una de las tragedias más atroces de nuestra historia: el genocidio del caucho. José Eustasio Rivera, autor de 'La Vorágine', se aventuró en este infierno para documentar la brutal explotación y exterminio de los pueblos indígenas. Cien años después, Los Informantes regresa a La Chorrera, epicentro de esta barbarie, para relatar cómo la fiebre del caucho devastó vidas y culturas en la región.El genocidio, es la categoría más abominable del crimen en el mundo entero, es el exterminio sistemático de un grupo humano y eso nada menos fue lo que ocurrió en la Amazonía colombiana entre 1900 y 1930, tal como lo señala, el ministro de Cultura Juan David Correa: “El número es tan grandilocuente, tan tremendo, que lo que resulta extraño es que como país no hayamos entendido ese genocidio, ese etnocidio, aquí desaparecieron pueblos indígenas, se acabaron”.>>> Cien años de La Vorágine: ¿cómo viven las comunidades de La Chorrera en la actualidad?En el Amazonas profundo se vivió la fiebre del oro blanco, la extracción el desaforada del caucho natural para atender la demanda de la naciente industria automotriz en Estados Unidos e Inglaterra. Los carros empezaron a producir en serie y sus llantas se hacían con goma extraída del árbol de caucho. Así surgieron las caucherías en Putumayo, Caquetá y la Amazonia donde abundaba el llamado árbol que llora y con ellos vino el genocidio indígena.El lugar más emblemático que rememora esa barbarie es La Chorrera, a donde fueron Los Informantes juntos con el ministro de Cultura Juan David Correa, donde viven los pueblos indígenas Uitoto, Ocaina, Bora y Muinane o al menos las familias sobrevivientes de dichos clanes."Muchas de estas comunidades asistieron al fin del mundo, vieron desaparecer todo lo que conocían, muchos fueron desplazados al Perú, llevados a la fuerza, separados de sus propias familias, incineraron cuerpos, fueron sometidos, enterrados de una manera brutal como lo que hemos visto en Auschwitz o como lo que vimos también en las masacres paramilitares de los años 90 en el Norte de Santander”: señala Correa.Una casona, ahora llamada Casa del Conocimiento y transformada en una escuela que está por caerse fue el campamento central donde funcionó la Casa Arana, la empresa peruana que esclavizó a múltiples comunidades indígenas hasta casi exterminarlas, pero no fue la única responsable de la barbarie.>>> La Vorágine: las dos caras de Julio César Arana, el hombre que sembró de muerte el Amazonas"El Holocausto ocurrió, no porque los Arana fueran malvados, los primeros caucheros tenebrosos fueron colombianos, de hecho, Arana cuando recorre vendiendo sombreros en esa zona lo que se da cuenta es que aquí hay un tipo, Larrañaga, que tiene sometidos a los indígenas y los tiene produciendo caucho apunta el látigo y de fusil y dice ahí hay un gran negocio. Arana se alía con la Larrañaga”: afirma el historiador Juan Carlos Flórez.Miles de indígenas mal contados, 50.000, fueron sometidos, sus hijos y mujeres eran secuestrados y se les ejecutaba si los hombres no cumplían con entregas diarias de caucho.Los patronos de las caucherías les prohibieron a los nativos hablar en sus lenguas, los endeudaron de por vida, les impusieron trabajo forzado y los masacraban para aleccionar a los que iban quedando.“Lo vergonzoso es que nosotros los colombianos ignoremos eso, que en los textos escolares en Colombia eso no aparezca como tal. Lo vergonzoso es que, en La Chorrera, que fue el Auschwitz en el Amazonas no exista un memorial equiparable al que muchos colombianos visitan cuando viajan a Europa”, enfatizó el historiador Flórez.>>> El segundo libro más importante de la literatura colombiana cumple 100 añosLos procedimientos para aniquilar a los indígenas fueron tan variados como bárbaros: los ahogaban, los quemaban vivos, los molían a golpes, los desmembraban o simplemente los hacían morir de hambre.Por si fuera poco, el genocidio, hubo un estado de indiferencia general, pero hubo una voz que se levantó: el escritor José Eustasio Rivera, autor de ‘La Vorágine’. Además de ser ministro, Juan David Correa es un lector implacable, por ello, es una de las personas que mejor conoce este libro fascinante y obra cumbre de Rivera.‘La Vorágine’ mezcla la ficción con la barbarie documentada y por estos días se está cumpliendo 100 años. Un siglo de la aparición de esta novela incómoda y hasta antes de Gabriel García Márquez, la que mandaba la parada en materia literaria. José Eustasio Rivera se internó en lo profundo de la Amazonía, conoció la barbarie de las caucherías de primera mano y no guardó silencio.Este libro denunció y grabó en el acervo cultural la esclavitud, el exterminio de los indígenas en la Amazonía colombiana, quizá la peor atrocidad de la historia nacional y la menos conocida.
El secuestro del vuelo 601, que duró 60 horas, ha sido llevado a la pantalla por Netflix, las azafatas Edilma Pérez y María Eugenia Gallo cuentan su versión de los hechos. En Los Informantes, ellas revelan cómo fue su experiencia real y destacan las diferencias con la serie.“El secuestro fue hace 51 años, increíble estar acá contándolo después, es un regalo de la vida, es un privilegio”, afirmó María Eugenia Gallo, quien tiene 74 años es 8 años menor que Edilma Pérez que también ha tenido otros sustos como una operación de corazón abierto, su marcapasos y un cáncer en el paladar que la obliga a hablar medio enredado, pero ella se hace entender y así como si no hubiera pasado ni un solo día, devolvimos el tiempo a sus épocas de juventud.>>> Estas son las imágenes reales del secuestro del vuelo 601 que inspiró la miniserie de Netflix"Me casé de 14 años y medio, yo empecé de azafata por necesidad porque yo ya estaba separada y como en realidad yo no había estudiado sino hasta el segundo bachillerato me ofrecieron el puesto de azafata”.Se conocieron cuando entraron a trabajar a SAM, la Sociedad Aeronáutica de Medellín, una aerolínea colombiana que luego se fusionó con Avianca. Se hicieron amigas y cómplices desde el primer vuelo.Las dos coinciden en que por más turbulencias que hayan tenido: divorcios, enfermedades, duelos, el secuestro que duró 60 horas fue una de las experiencias más extraordinarias de la vida.Era el 30 de mayo de 1973, el avión HK 1247 había sido secuestrado minutos después de despegar de Pereira. Los piratas, los extranjeros encapuchados y armados desviaron el vuelo que iba para Medellín a la isla caribeña de Aruba, se identificaron como guerrilleros del ELN, exigieron 200.000 dólares y la liberación de unos presos políticos.>>> Secuestro del vuelo 601, la serie colombiana basada en hechos reales que llega a Netflix“Desde que subimos al avión que ellos hablaron sabíamos que no eran colombianos”, afirmó Edilma Pérez.Después de horas de angustia, las autoridades pidieron a los secuestradores cambiar la tripulación y a cambio, la aerolínea les enviaría un dinero, Ellas llegaron al relevo y se encontraron con un avión ardiendo."El avión totalmente apagado, oscuras, todos los hombres sudorosos”, señaló María Eugenia Gallo.Liberaron algunos rehenes, cargaron combustible y con esa nueva tripulación siguieron su camino a un itinerario desconocido.“Llegamos al aeropuerto, al rato llegaron con la plata porque la traían de un banco de Aruba, entonces ya empezaron a organizar el cambio de relevo, los secuestradores dijeron que tenía que subir un piloto y bajar otro hasta que abordamos todos los tripulantes, nos encontramos que ellos nos requisan para que no lleváramos ninguna arma”: Edilma Pérez."Con nosotros fueron muy bruscos porque hubo momentos demasiado difíciles en los que nos apuntaban con una pistola en la cabeza. Empezamos a volar, a dar vueltas”: Edilma Pérez.>>> Secuestro del vuelo 601: así lucen hoy las azafatas que inspiraron la miniserie de NetflixFue uno de los secuestros más largos de la aeronáutica mundial, recorrió cerca de 24.000 km. Fueron a varios países y aterrizaron 12 veces. Un vuelo y unas negociaciones eternas: 60 horas en poder de los piratas aéreos.Entre las muchas escalas por Suramérica liberaron los rehenes, cargaron combustible y algo de comer. La situación a bordo cada vez era más tensa, dentro del avión era un verdadero caos. El ambiente era insoportable y todos estaban llegando al límite.“Se les perdió una pistola, entonces ellos creyeron que nosotras las auxiliares teníamos la pistola”, Edilma Pérez.“Estaban en un estado en nervios, que estos hombres estaban que explotaban ya y se les pierde un revólver seguramente por la ansiedad, por todo lo que estaban manejando, se les pierde, entonces dicen ‘la encuentran ya o las mato’”: María Eugenia GalloSobrevolaron Venezuela, Panamá, El Salvador, Guatemala, Chile, Costa Rica y Paraguay. Aterrizaron tres veces en Aruba; en Guayaquil, Ecuador; en Lima, Perú; en Asunción, Paraguay y en Argentina, primero es Mendoza y luego en Buenos Aires.Cuando bajaron todos los rehenes, las últimas escalas las hicieron solos la tripulación y los secuestradores. Ya con 50.000 dólares en su poder y descartadas otras condiciones, los secuestradores decidieron ponerle fin al viaje, pero con María Eugenia y Edilma como rehenes. Sin embargo, el piloto terminó haciendo un acuerdo de caballeros para salvarles la vida.Fue una maniobra sorprendente, después de casi tres días volando por medio mundo para que les respetaran la vida y pudieran regresar todos sanos y salvos a Colombia, el piloto hizo un pacto de silencio con los secuestradores.Aterrizaron en Resistencia, en Argentina, y carreteando todavía, uno de los dos secuestradores de bajó, y como el misterio más grande de esta historia, a Eusebio Borja se lo tragó la tierra.Francisco Solano López en cambio se bajó en esa última parada en Asunción, Paraguay, y ya libres, volaron hasta Buenos Aires. Aunque el secuestro había terminado, el drama para la tripulación estaba lejos de llegar al final pues los consideraban sospechosos. Los secuestradores resultaron siendo dos futbolistas paraguayos. De Eusebio Borja nunca se supo nada más, pero Francisco Solano López fue identificado y pagó cinco años de cárcel en Colombia.
En los próximos días, Brayan David Ramírez Franco será imputado como presunto responsable del homicidio de su hijastra de 3 años, Celeste, que llegó sin vida al Hospital de Kennedy y con signos de violencia y presunto abuso sexual. Se conoció el primer informe policial que se emitió luego de que las autoridades conocieran el caso de la niña asesinada.>>> Niña asesinada en Bogotá: ¿por qué delitos fue enviado a prisión el padrastro de la menor?Siendo las 7:35 a. m. del 31 de mayo de 2024, un cuadrante del CAI Brasilia de la localidad de Bosa recibió la alerta del Hospital de Kennedy por la llegada de una menor de edad, identificada con el nombre de Celeste Morales Quevedo.Según el primer reporte del centro médico, la menor presentaba “signos de trauma, ingresa sin signos vitales, evidenciando hematomas en la cara, tórax, abdomen y extremidades”, sumado al presunto abuso sexual.En el acto urgente, dice el nombre de la persona que manifestó a la Policía haber llevado a Celeste al hospital. En el documento se lee: “Nos entrevistamos con la señora Lizeth Castro Franco, quien manifiesta que la hermana la llama manifestándole que la niña Celeste estaba morada y presentaba dificultades para respirar, por lo que ella se dirige a la casa, recoge a la niña y la traslada al Hospital de Kennedy, el cual le presta los primeros auxilios y, seguido a eso, fallece”.Una familiar de la niña le dijo a Noticias Caracol Ahora lo siguiente: “Nosotros queremos aclarar que la familia que llevó a la niña a la clínica (Hospital de Kennedy) no tiene nada que ver con la niña, ellos no son familiares de nosotros”. Y añadió: “Le quitaron la niña a mi sobrina para llevarla al médico, se hicieron pasar por la familia".De acuerdo con el reporte, una vez entrevistan a Lizeth Castro Franco, la Policía va a la casa donde vivía Celeste, en el barrio Brasilia, en la localidad de Bosa, suroccidente de Bogotá.El sitio fue acordonado mientras hacía presencia la unidad investigativa para esclarecer qué había sucedido con la pequeña. Además, descubrieron que “la menor venía sufriendo desnutrición y, según lo manifestado por la abuela de la niña, había sufrido un accidente antes, cayendo de las escaleras de la casa, al lugar de los hechos llega a la Unidad Investigativa del CTI”.Brayan David Ramírez Franco, principal sospechoso de la muerte de Celeste, fue enviado a la cárcel por los delitos de pornografía y actos sexuales con menor de 14 años, pero la Fiscalía espera imputarlo en los próximos días por el atroz crimen de su hijastra.>>> Velatón en Bogotá por asesinato de niña: alcalde Galán calificó el crimen como "derrota"
Si entrar a la cárcel para un periodista es difícil y sentar con un micrófono a dos de los jefes de la llamada Oficina de Envigado que maneja los negocios de la delincuencia en Medellín y otras zonas de Colombia, acceder fuera de la prisión a los combos que están armados hasta los dientes y que obedecen a las órdenes de esa estructura criminal que está en la mesa negociando la paz con el Gobierno es temerario. Los Informantes hizo las dos cosas.“Desde que estamos hablando con el gobierno se han creado unos pactos aquí entre amigos y eso se ha reflejado en salvar vidas. Los índices de homicidio de la ciudad han bajado notablemente, así las administraciones digan que es por accionar de ello, pero en realidad eso empezó fue con los abogados en la calle y en La Picota empezaron esas reuniones, allá fue, pero no quiere decir era que cada uno quiera negociar por su lado”, afirmó Freyner Ramírez García.>>> Las pruebas que vinculan al excongresista José Ignacio Mesa con la Oficina de EnvigadoEste hombre tiene 51 años y más de 30 en la criminalidad, es uno de los jefes de la Oficina de Envigado. En la entrevista con Los Informantes, ‘Carlos Pesebre’ estaba acompañado por Sebastián Murillo Echeverry, a quien le dicen ‘Lindolfo’, tiene 38 años, y es otro de los patrones de la Oficina.“Hemos cumplido con la parte que se quedó con el gobierno de que las estructuras iban a cesar sus confrontaciones y que no iban a haber muertos por guerras entre estructuras y hasta el momento se ha pactado”, señaló Freyner, a quien le dicen ‘Pesebre’ en las barriadas paisas y en los pasillos de la Fiscalía.Tanto él como Sebastián llegaron de punta en blanco, los sacaron del patio donde están recluidos narcos y paramilitares, eran las 3:00 p.m. y terminamos poco antes de las 5:00 p.m., el papeleo para entrar es inmenso y las trabas burocráticas por poco impiden que Los Informantes hiciera la entrevista.Están tras las rejas, custodiados por el INPEC, afuera está la gente que los obedece. Freyner y Sebastián son los voceros de la Oficina en la mesa de diálogo con el alto gobierno.“Ahora desde el 2022 es que la voluntad de un gobierno que estaba llegando pues empieza a escuchar y empiezan los acercamientos importantes con las personas importantes del círculo del presidente y ahí es donde esto ya empieza a coger forma en realidad”, señaló Sebastián Murillo, vocero de mesa de paz de Itagüí.No es la primera vez que la Oficina y el mismo Freyner se vean cara a cara con los gobiernos, ya había ocurrido en 2004 cuando Sergio Fajardo fue alcalde de Medellín y luego en 2013 cuando la ciudad cayó bajo el embrujo de otro pacto que se llamó el de los fusiles.