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En la mañana del viernes 31 de octubre, los amigos más cercanos de Jaime Esteban Moreno amanecieron con una trágica noticia: su compañero de risas, de estudios y de momentos memorables se debatía entre la vida y la muerte en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Simón Bolívar, en Bogotá. Sufría un trauma craneoencefálico severo, producto de una fuerte golpiza recibida la noche anterior, cuando salía de una fiesta de Halloween y fue atacado indiscriminadamente por dos sujetos en la localidad de Chapinero.
La Subred Norte de Bogotá explicó que el joven había sido sometido a una intervención quirúrgica por la gravedad de sus heridas. Indicó además que, inicialmente, en la noche del 30 de octubre, fue ingresado por unidades de la Policía Metropolitana al Hospital Chapinero con fuertes traumatismos en el rostro, pero debido a su delicado estado tuvo que ser trasladado de urgencia al centro médico del norte de la ciudad, donde permaneció hasta su muerte.
Los responsables de tan atroz agresión —recuerdan los amigos más cercanos de Moreno a Noticias Caracol— eran totales desconocidos, con quienes el estudiante de Ingeniería nunca había intercambiado palabra. Aparecieron en su vida en un único momento: cuando se sintieron con la facultad de poder arrebatársela.
Todo comenzó la noche del jueves 30 de octubre, cuando centenares de estudiantes de la Universidad de los Andes se congregaron en la discoteca Before Club para celebrar una fiesta de Halloween organizada por los organizadores 'Relaja la Pelvis'. El evento, según afirmaron estudiantes y compañeros de Jaime entrevistados por Noticias Caracol, presentó fallas de organización que no solo habrían derivado en supuestos altercados dentro del lugar, sino que también propiciaron que Jaime se separara de su grupo principal.
“Éramos un grupo grande en ese momento (incluido Jaime), pero una vez dentro de la discoteca Before Club todos terminamos perdiéndonos debido a la mala organización del lugar. No habían salidas claras ni rutas de acceso bien señalizadas. Ni los propios organizadores tenían control de la situación; lo único que hacían era empujar a las personas para evitar que salieran, ya que solo había una salida para los cinco pisos del lugar. Aun así, todo terminó colapsando. La organización fue realmente deficiente”, explicó un amigo cercano de Jaime a este medio digital, quien optó por no revelar su identidad.
Debido a las circunstancias del evento, Jaime disfrutó de la fiesta solo con una parte del grupo de amigos con los que había ingresado a la discoteca; sin embargo, entre esas personas no se encontraban los misteriosos agresores que, tiempo después, apagarían su vida.
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“Jaime también estaba allí con otro grupo de amigos, pero en ese grupo no había ninguna de las personas que luego participaron en la agresión. Ninguno de ellos tenía relación con los agresores ni con los asesinos. En ningún momento Jaime nos manifestó que alguien lo hubiera empujado, golpeado o agredido; jamás nos comentó nada al respecto”, explicó el entrevistado.
El relato del testigo citado en el reporte policial sostiene que, ya en horas de la madrugada, el joven estudiante salió del establecimiento para encontrarse con uno de sus amigos, pues la fiesta finalizaba y ambos habían acordado devolverse juntos hacia sus respectivas residencias.
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Ya afuera, en el Oxxo ubicado en la calle 64 con carrera 14, los dos agresores se acercaron violentamente a Jaime y su compañero, amenazándolos por razones desconocidas. “Desaparézcanse de mi vista o los voy a cascar”, dijeron los asesinos de Jaime.
De acuerdo con el reporte, ambos jóvenes habrían intentado huir, pero los sujetos los alcanzaron varias cuadras más adelante e iniciaron la golpiza que acabaría con la vida de Jaime Moreno. Puños en la nuca, en el rostro, y una contundente patada que lo dejó tendido en el suelo e inconsciente provocaron el fatal desenlace, que se concretó casi 24 horas después, cuando un paro cardiorrespiratorio puso fin a su vida.
La noticia cayó como un balde de agua fría entre los más cercanos al joven. Ninguno de sus amigos podía imaginar que una persona como Jaime —introvertido, servicial y noble con sus familiares y amigos— moriría en circunstancias tan absurdas.
“Muchos de nosotros no lo podíamos creer. Nos costaba entender por qué algo así tenía que pasarle a una persona como él. Aún hoy nos resulta muy difícil aceptar lo que ocurrió”, relató su amigo a este medio de comunicación.
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En medio del dolor, los seres queridos de Jaime se siguen preguntando por qué un joven tan inteligente, tranquilo y resiliente tuvo un desenlace tan trágico.
Jaime, tal como lo recuerda su gran amigo, era un aficionado al fútbol. Hincha de Independiente Santa Fe, desde muy joven construyó sus lazos más cercanos de amistad alrededor de este deporte.
“Tengo recuerdos de haber estado con él desde segundo grado. Cuando fue su cumpleaños, nos invitó a mí y a varios amigos a jugar fútbol. Tengo muy claro ese recuerdo”, expresó su amistad. Desde niño, Jaime fue una persona inteligente, generosa, amistosa y soñadora. Aunque un poco introvertido —recuerda su cercano—, siempre fue considerado un gran ser humano: comprometido con su familia, con su hermano y con cada uno de sus amigos.
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“Era muy respetuoso y nunca tuvo enemigos, ni en la universidad ni en el colegio. No merecía morir así”, expresó su compañero.
Su inteligencia no solo se medía por su talento para el ajedrez —deporte del cual hizo parte de la selección universitaria—, sino también por sus grandes habilidades en programación y por su dedicación académica. Desde el colegio, Jaime destacaba como uno de los mejores estudiantes; era conocido por hacer parecer sencillos los exámenes más difíciles.
“En grado once, tuvimos un examen en la clase de Informática, donde veíamos las bases de la programación. Recuerdo haber entrado al salón con todos mis compañeros, y al empezar el examen, nos mirábamos unos a otros con cara de preocupación porque estaba muy difícil. Ninguno de nosotros se sentía muy preparado, y parecía que íbamos a tener una mala nota. A los pocos minutos de haber empezado el examen, Jaime levantó la cabeza con una sonrisa y dijo que le parecía muy fácil, mientras todos los demás estábamos sufriendo. Jaime estaba feliz porque le había ido muy bien, y siempre recordábamos ese momento con cariño. Él tenía un gran talento para la programación, era muy bueno y quería especializarse en eso. Siempre decíamos que era muy pilo para esos temas, y lo admirábamos mucho por su sabiduría”, dijo su colega.
Pero además de ser un excelente estudiante, Jaime era un amigo leal y alegre. Sus cercanos aseguran que solía asistir con frecuencia a fiestas y eventos, y que nunca protagonizó peleas, riñas ni altercados. Podía estar enfermo, cansado o sin ánimo, pero siempre hacía lo posible por acompañar a sus amigos.
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“Recuerdo cuando fuimos juntos a un concierto de un artista que nos gustaba mucho. Fuimos con varios amigos, y casi todos íbamos vestidos de negro o con colores sobrios, ya que el artista cantaba reguetón. Me acuerdo perfectamente de que Jaime llegó con ropa negra, detalles dorados y una bufanda roja muy llamativa. Estaba agripado, pero no quiso perderse el concierto; quería disfrutarlo al máximo. Esa bufanda roja se volvió un detalle muy característico de ese momento”, dijo el entrevistado.
“Jaime nunca tuvo ningún problema en la universidad, siempre fue respetuoso y ejemplar. Si le preguntan a cualquier profesor o a cualquier amigo, todos dirán lo mismo: que Jaime era una persona íntegra, noble y generosa. (...) Todas las virtudes que tenía Jaime lo hacían una persona única en este mundo, alguien que no se encontraba en cualquier esquina. Por eso no entendemos por qué tuvo que sufrir lo que sufrió”, añadió su compañero.
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Jaime Moreno soñaba con irse de intercambio a Finlandia para continuar sus estudios y seguir creciendo en el área de la programación. Sin embargo, su muerte violenta truncó ese brillante futuro. Actualmente, las autoridades investigan las circunstancias de su trágico fallecimiento y ya cuentan con una persona capturada, señalada de haber sido una de las agresoras del joven universitario.
Mientras tanto, familiares y amigos de Jaime Moreno continúan exigiendo justicia, con la esperanza de que su caso no quede en la impunidad. “Jaime no era una mala persona; nunca lo fue. Jaime siempre fue un ser de luz”, afirma, con la voz entrecortada, su amigo de vida.
JULIÁN CAMILO SANDOVAL
NOTICIAS CARACOL DIGITAL
JSANDOVAL@CARACOLTV.COM.CO