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Han pasado diez días desde que fue encontrado el cuerpo sin vida de Valeria Afanador, la niña de 10 años que desapareció el pasado 12 de agosto dentro de las instalaciones del colegio Gimnasio Campestre Los Laureles, en Cajicá, Cundinamarca. La menor fue vista por última vez en el horario de descanso, cuando salió del salón de clases y recorrió parte de la institución educativa. Tras casi tres semanas de búsqueda, su cadáver apareció el 29 de agosto en inmediaciones del río Frío, a unos 300 metros de la institución educativa.
El hallazgo lo hizo un campesino de la zona, quien alertó a las autoridades luego de observar un cuerpo flotando en el afluente. El Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía General de la Nación confirmó que se trataba de la niña, quien aún vestía la sudadera del colegio. Respecto al lugar en el que fue hallada, el gobernador de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey, informó que ese sector ya había sido inspeccionado varias veces durante los operativos de búsqueda. “En ese sitio nosotros habíamos hecho muchísimas inspecciones. Estuvimos más de 200 personas desde el día uno buscándola, se hizo descubierta, se hizo análisis palmo a palmo de ese corredor y allí no estaba. Nos queda la sensación de que Valeria la dejaron recientemente en el sitio”, declaró el mandatario el día del descubrimiento a Noticias Caracol.
Los últimos detalles de las indagaciones para establecer las circunstancias de la desaparición y determinar si hubo o no intervención de terceros han incluido nuevos chats de profesores, actas oficiales y declaraciones de abogados de las partes. Entre ellas, el pronunciamiento del abogado Francisco Bernate, representante del colegio, quien explicó algunos de los cuestionamientos que han surgido en el proceso.
Durante las semanas de búsqueda, desde la representación legal de la familia de Valeria, liderada por el abogado Julián Quintana, se denunciaron múltiples irregularidades cometidas por el colegio en el que estaba inscrita la menor de 10 años desde hace aproximadamente dos años. De acuerdo con el letrado, hubo algunas situaciones tras la desaparición de la niña que pudieron haber afectado la investigación.
Entre sus pronunciamientos, se había detallado la demora con el reporte del colegio a los padres y a las autoridades de la pérdida de Valeria. Conforme con un informe de la Defensoría del Pueblo, la institución alertó de la situación sobre las 12 p. m, es decir, tres horas después de que se notificara su desaparición. El organismo señaló que ese retraso impidió activar controles inmediatos en el municipio y en medios de transporte. “Durante las tres horas que el personal del colegio destinó a la búsqueda de la niña, se habrían podido ejecutar acciones coordinadas con las autoridades municipales para establecer controles en las entradas y salidas del municipio”, dice el documento.
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Otra de las irregularidades, según el abogado Quintana, incluyen unas presuntas alteraciones en la escena donde la menor había sido vista por última vez: el patio del colegio que colinda con el río Frío. “El lugar de los hechos fue totalmente manipulado por parte del colegio. Nosotros con nuestros investigadores privados logramos fijar ese tipo de escenas. Es decir, la manipulación por parte de los empleados ahí con las rejas y poniéndolas y también cómo le pusieron cemento y otras rocas y también tierra”, dijo Quintana a Noticias Caracol.
Ante estas últimas acusaciones, el abogado del colegio, Francisco Bernate, respondió que los arreglos en la cerca sí se realizaron, pero aclaró que fueron ordenados por las autoridades y no con intención de ocultar evidencias. “No fue ni mucho menos una actuación deliberada de obstruir o alterar la investigación. Por el contrario, fue autorizado, ordenado por las instancias una vez se habían recaudado todos los elementos de prueba”, explicó.
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Bernate enfatizó en diálogo con este canal que “ese es uno de los eventos que dentro del proceso penal se tendrá que aclarar y es que el colegio jamás alteró la escena del delito, jamás alteró la evidencia, por el contrario, siempre fue participativo, colaborativo a las visitas, a la multitud de recorridos que se hicieron”.
El abogado agregó que, de hecho, la primera recomendación de las autoridades en las visitas realizadas fue reforzar el cerramiento. “Primero efectivamente se realizó una investigación con diferentes autoridades donde la primera recomendación que se hizo fue la de poner una reja que impidiera trasegar sobre ese sendero que está próximo al río y en lugar una autorización de las autoridades que allí estuvieron y eso está documentado respecto a hacer esa y otra reparación”.
Se debe destacar que el 27 de agosto, días antes de que apareciera el cuerpo de Valeria, el colegio emitió un comunicado oficial en el que respondió a los señalamientos de presunta manipulación. Allí explicó que la custodia de la escena corresponde exclusivamente a la Fiscalía y la Policía Judicial, y que desde el 12 de agosto hasta el 15 de agosto las instalaciones recibieron la entrada de más de 700 personas, entre familiares, autoridades y voluntarios.
El comunicado precisaba que cualquier alteración física en el terreno obedeció al tránsito de brigadas de rescate y no a intervenciones de la institución: "Fueron centenares de personas las que transitaron el lugar en el marco de una búsqueda ininterrumpida y con la autorización del Puesto de Mando Unificado (PMU), único ente facultado para coordinar quiénes podían ingresar y desarrollar labores en la zona. Por lo tanto, cualquier alteración física observada en el terreno obedeció al tránsito de estas brigadas, voluntarios y entidades, y no puede atribuirse al colegio, que carece de competencia legal para restringir, permitir accesos o sustituir a las autoridades en el aseguramiento de la escena. La institución actuó en todo momento en coordinación con el PMU y bajo las directrices de las autoridades, limitándose a apoyar en lo que le era requerido".
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En el documento también se señaló que los refuerzos de la infraestructura, como el retiro de polisombra, reinstalación de reja metálica y ampliación del sistema de cámaras, fueron discutidos en el Puesto de Mando Unificado y ordenados por la Gobernación de Cundinamarca.
"El colegio contaba, desde antes de los hechos, con medidas de seguridad verificadas por Bomberos y Gestión del Riesgo, incluyendo cerramiento perimetral en malla metálica, cerca viva de eugenias, cámaras de seguridad activas las 24 horas y protocolos institucionales de emergencia. Estas condiciones estaban en firme y certificadas previamente, como parte de los estándares de protección escolar", se aclaró al respecto, indicando que fue el "tránsito de equipos de rescate, caninos y organismos de emergencia" lo que produjo deterioros en algunos puntos perimetrales. En atención a ello, y bajo el principio constitucional del interés superior del menor (art. 44 de la Constitución Política: interés superior del menor), el colegio adelantó refuerzos de infraestructura con fines estrictamente preventivos y de seguridad, nunca con la intención de alterar la escena, lo cual, reiteramos, era competencia exclusiva de los organismos de investigación".
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De acuerdo con Bernate, actualmente el colegio espera una autorización de la Corporación Autónoma Regional (CAR) para instalar nuevas cámaras de seguridad. “La realidad es que el colegio acudió a las autoridades y está documentado para preguntarles qué hacían, porque igual los demás niños tenían que ir a estudiar y se les dieron instrucciones precisas que se cumplieron. Entonces, nunca el colegio alteró la escena del delito, nunca sin una autorización o sin cumplimiento de la normativa”, señaló.
El abogado recordó también la supervisión de Bomberos sobre las instalaciones en meses pasados y las autorizaciones entregadas. “El señor comandante de bomberos seguramente recordará que él estuvo el 17 de julio en el colegio dando un reporte de cómo se encontraban las instalaciones y si estaban cumpliendo con las normativas, lo cual está documentado. Y siempre el Cuerpo de Bomberos autorizó y sostuvo que el colegio estaba funcionando muy bien”, indicó.
Otro de los aspectos que concentra la atención de los investigadores son los testimonios de los profesores que estuvieron con Valeria el día en que desapareció. De acuerdo con el abogado Francisco Bernate, se evidenciaron fallas en los protocolos de vigilancia dentro del colegio. Explicó que una de las docentes, encargada de supervisar a los niños en el momento de la merienda, tenía la responsabilidad directa de estar atenta al grupo en ese lapso en el que Valeria salió del salón, pues existían instrucciones claras y documentadas al respecto desde julio pasado. A esto se suma el caso de otro profesor "que tenía a su cargo el salón de deportes, quien es quien le facilita un balón y que aparentemente en vez de cumplir con su responsabilidad, cuál era la vigilancia de ese pequeño parque donde ellos jugaban, pues se fue a realizar otras actividades”.
Del tema, Noticias Caracol conoció un acta en poder de las autoridades recoge el testimonio de la profesora que tuvo el último contacto con la menor: “Tuvo clase conmigo desde las 8:50 hasta las 10:05 de la mañana. Se acercó a la hora del descanso. Recogí las evaluaciones. Valeria salió corriendo del salón. Yo llamo a Valeria para tomar onces. No me presta atención y se va para el salón de deportes a sacar un balón. Como esto pasa constantemente, ya que ella disfrutaba jugar con balones en el descanso, me fui con otros niños a tomar onces”.
La profesora a cargo relató que Valeria nunca regresó al aula después del descanso de la mañana. Según explicó, la pausa terminó a las 10:35, pero la niña no volvió con el resto de sus compañeros. “Ese día Valeria no ingresó al salón después del descanso. Ella generalmente no ingresa de manera autónoma. No ingresaba apenas tocaba el timbre”, señaló la docente, destacando que era habitual que necesitara acompañamiento para volver a clase.
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Fueron sus compañeros quienes primero notaron la ausencia y dieron la voz de alerta. La maestra recordó que varios estudiantes se le acercaron y le dijeron: “Mis, Valeria no está”. Al no verla regresar, decidió asomarse por la ventana para comprobar si se encontraba en la cancha. Ante la confirmación de que la niña no estaba, otra docente, Laura, informó de inmediato al resto del personal a través de un mensaje en Slack: “no estaba Valeria”.
Las cámaras de seguridad revelaron que la menor recorrió varias zonas del colegio hasta que cruzó la reja a las 10:10 de la mañana. Según otro profesor, al iniciar clase a las 10:35 notó la ausencia de Valeria y de otro estudiante, pero no reportó la situación de inmediato. “Inicié la clase normal, llamé a lista y pues solo faltaba Valeria. Entonces, como no tenía buena carga en el celular, no manifesté la ausencia”.
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Los mensajes en el chat interno de profesores muestran cómo se notificó la desaparición. El primer aviso se dio a las 11:14 de la mañana, 69 minutos después de que se perdiera su rastro. “Buen día, alguien ha visto a Valeria Afanador, los niños están corriendo buscándola y dicen que no aparece por ningún lado”, escribió una docente. Otro profesor respondió a las 11:25: “Ella no llegó a clase de Sound Art… ¿estará cerca del salón de música?”.
Además de los testimonios y chats, los videos difundidos muestran a Valeria entrando y saliendo de los arbustos cercanos a la malla en al menos siete ocasiones, antes de desaparecer a las 10 de la mañana del 12 de agosto. El metraje dura alrededor de cinco minutos y registra los últimos momentos en los que se le vio dentro del colegio.
LAURA NATHALIA QUINTERO.
NOTICIAS CARACOL DIGITAL.