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El inesperado fallecimiento de Suzanne Rees, una mujer de 80 años, en una isla remota de la Gran Barrera de Coral en Australia, ha provocado una denuncia por parte de su familia contra la empresa de cruceros responsable del viaje. Katherine Rees, hija de la víctima, ha expresado su profunda tristeza e impacto por el hecho de que el buque Coral Adventurer zarpó sin su madre, mencionando una "falta de cuidado y sentido común" por parte de la compañía.
Suzanne Rees, originaria de Nueva Gales del Sur, era descrita como una persona sana y activa, aficionada al senderismo y la jardinería. Su desaparición ocurrió durante la primera parada de un crucero de 60 días por Australia, el cual había salido desde Cairns. Los pasajeros, que invierten grandes sumas de dinero para este tipo de travesías, fueron transportados a la exclusiva Isla Lizard para una excursión de un día, con opciones que incluían senderismo y buceo.
La mujer se unió a una caminata grupal dirigida al pico más alto de la isla, conocido como Cook's Look, de acuerdo a lo publicado por la BBC, pero en un momento de la caminata, Rees se separó de los demás porque necesitaba descansar. "Entendemos por la policía que fue un día muy caluroso y mamá se sintió mal durante la subida de la colina", dijo Katherine.
En ese momento, según relata la hija, se le pidió que bajara, sin escolta. Instantes después el crucero, aparentemente, partió sin realizar un recuento formal de los pasajeros que debían reembarcar. "Mamá murió sola", afirmó Katherine Rees, indicando que el fallecimiento ocurrió en esos instantes o poco después.
El capitán del Coral Adventurer se percató de la ausencia de la pasajera cerca de las 9 de la noche del sábado y la Autoridad Australiana de Seguridad Marítima fue notificada de la desaparición una hora después. Más tarde, un equipo de búsqueda regresó a la isla, pero las labores fueron suspendidas durante la madrugada del domingo. Fue esa misma mañana de domingo cuando un helicóptero de la entidad Nautilus Aviation reanudó la búsqueda y localizó el cuerpo sin vida de Suzanne Rees en la isla.
El Coral Adventurer, con capacidad para hasta 120 pasajeros y 46 tripulantes, fue construido específicamente para acceder a zonas costeras remotas de Australia y cuenta con lanchas auxiliares para transportar a los excursionistas. Cairns es la ciudad considerada como la principal vía de acceso a la Gran Barrera de Coral.
La industria de cruceros usualmente cuenta con tecnología y sistemas rigurosos para registrar la entrada y salida de los pasajeros. Expertos en viajes marítimos han señalado que, en teoría, la posibilidad de desembarcar o reingresar al barco sin un registro es inexistente, según el medio inglés.
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Katherine Rees ha manifestado que están a la espera de la investigación forense que logre determinar exactamente qué acciones debió haber tomado la empresa para "salvar la vida de mamá". La Autoridad Australiana de Seguridad Marítima ha confirmado que está investigando la muerte y tiene previsto reunirse con la tripulación del barco cuando este llegue al puerto de Darwin más adelante en la semana.
Por su parte, la Policía de Queensland también está llevando a cabo una investigación y se encargará de elaborar un informe para el forense. Si bien se mantiene la creencia inicial de que se trató de una muerte accidental, el proceso está abierto.
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Mark Fifield, director ejecutivo de Coral Expeditions, lamentó profundamente el suceso y aseguró que la compañía está cooperando estrechamente con la policía y otras autoridades para apoyar la investigación, al mismo tiempo que ofrece su apoyo a la familia Rees. Sin embargo, la empresa ha evitado hacer más comentarios mientras el proceso de investigación está activo. La alcaldesa de Cook Shire, Robyn Holmes, también extendió sus condolencias a los afectados por esta tragedia, reconociendo la labor de los servicios de emergencia.
ANDRÉS FELIPE ADAMES RESTREPO
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