
El cardenal Luis José Rueda describió a Colombia, tras la muerte de Miguel Uribe Turbay, como una generación que no ha logrado dejar un país distinto. “Somos una generación marcada por el narcotráfico, por la guerrilla, por el paramilitarismo, por toda la forma de violencia y es un momento para que nosotros pensemos que como colombianos debemos unirnos”, reflexionó.
Y es que el fallecimiento de Uribe Turbay, víctima de un atentado en un mitin político el 7 de junio, deja una nueva herida en la historia de Colombia, sumándoles en la dolorosa lista de dirigentes asesinados en el país, en la cual aparecen los nombres de Jorge Eliécer Gaitán, Rodrigo Lara Bonilla, Luis Carlos Galán Sarmiento, Bernardo Jaramillo Ossa y Carlos Pizarro Leongómez.
El deceso de Uribe Turbay, de 39 años y precandidato presidencial del Centro Democrático, ha hecho eco en las diferentes orillas del país, quienes lamentaron el suceso y han rechazado la violencia. María Claudia Tarazona, esposa del político, anunció su muerte con un sentido mensaje: “Siempre serás el amor de mi vida. Gracias por una vida llena de amor, gracias por ser un papá para las niñas, el mejor papá para Alejandro”, contó.
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Por la muerte de Uribe Turbay hay seis personas detenidas. La Fiscalía señaló que el autor material y quienes participaron en la preparación y planificación del magnicidio del ya responden ante la justicia. “Continúa el compromiso de identificar y judicializar a los determinadores de este crimen, tarea en la que no se descarta ninguna hipótesis”, señaló el ente.
Y el presidente Gustavo Petro, quien lamentó el deceso, describió que cada vez que cae un colombiano asesinado, es una derrota de Colombia y de la vida. Apuntó, además, que “la investigación debe profundizarse” y “serán las autoridades competentes para ella, ayudada por expertos internacionales, quienes se pronunciarán en su momento”.
Jorge Eliécer Gaitán: 9 de abril de 1948
Jorge Eliécer Gaitán fue un abogado, político y orador colombiano, líder del Partido Liberal. Su discurso populista y su enfoque en la justicia social lo convirtieron en una figura popular entre las clases trabajadoras. Era visto como un candidato presidencial con grandes posibilidades de ganar las elecciones de 1950. Sin embargo, fue asesinado el 9 de abril de 1948.
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Ese día, Gaitán salía de su oficina en el centro de Bogotá y cuando salía por la carrera séptima con calle 13 fue abordado por Juan Roa, quien le disparó tres veces. Inmediatamente, la multitud que lo esperaba en la calle capturó y linchó al asesino, arrastrando su cuerpo por las calles.
El crimen de Gaitán generó una reacción incontrolable entre sus seguidores y estalló la violencia que se llamó ‘El Bogotazo’. Hubo disturbios, incendios y saqueos. Los hechos trascendieron a otras regiones del país y desembocó en la etapa de ‘La violencia’, un conflicto entre liberales y conservadores.
Su hija, Gloria Gaitán recordó en entrevista con Noticias Caracol que cuando asesinaron a su papá tenía 10 años, pero que hoy “no ha podido hacer el dueño de su padre”. “Lo siento como si lo hubieran asesinado ayer. Cada que hay un asesinato lo siento como mío”, mencionó.
Gaitán dijo que los colombianos deberían hacer la reflexión que hizo su madre tras el asesinato de su padre: “Tantas venganzas que cometemos en Colombia nos debería hacer pensar que eso no resucita a nadie”.
Rodrigo Lara Bonilla: 30 de abril de 1984
Rodrigo Lara Bonilla fue un abogado y político colombiano, cofundador del partido Nuevo Liberalismo junto a Luis Carlos Galán Sarmiento. Se convirtió en una figura clave en la lucha contra el poder de Pablo Escobar y los carteles de droga cuando se desempeñó como Ministro de Justicia durante la presidencia de Belisario Betancur.
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De hecho, denunció públicamente la infiltración del dinero del narcotráfico en la política y la economía colombiana y expuso a Pablo Escobar, quien para entonces era miembro del Congreso, al punto que lo expulsaron del parlamento.
Su crimen, el 30 de abril de 1984, ocurrió en el norte de Bogotá cuando unos sicarios o abordaron en su vehículo oficial. Escobar fue señalado como el autor intelectual del crimen. Se trató del primer magnicidio de un alto funcionario del Estado por parte del narcotráfico.
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Uno de sus hijos, Rodrigo Lara Restrepo, explicó que su padre sabía que lo iban a matar, pero nunca detuvo su lucha. “El asesinato de un padre es un drama indecible porque es la destrucción completa del núcleo familiar”, dijo.
Para el también político, lo que pasó con Miguel Uribe es un retorno de los “viejos demonios de este país, de la violencia, de las fuerzas oscuras, ligadas al crimen organizado”.
Luis Carlos Galán Sarmiento: 18 de agosto de 1989
Luis Carlos Galán Sarmiento, líder del Nuevo Liberalismo, se convirtió en la figura política más popular y con mayor proyección de su tiempo, apuntando a ser el presidente de Colombia en las elecciones de 1990. Su discurso se centró en la lucha contra la corrupción, la violencia y el narcotráfico.
Su magnicidio fue el 18 de agosto de 1989 cuando se encontraba en la plaza principal del municipio de Soacha, Cundinamarca, para dar un discurso como parte de su campaña política. Un grupo de sicarios le disparó con una ráfaga de ametralladora mientras subía a la tarima.
El asesinato fue ordenado por el Cartel de Medellín, al mando de Pablo Escobar, en alianza con otros capos y políticos a su servicio. La razón principal era su férrea defensa de la extradición de narcotraficantes a Estados Unidos, una medida que el cartel veía como una sentencia de muerte.
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Claudio Galán Pachón, hijo de Luis Carlos, dijo que la muerte de su padre los dejó “en el aire” y que a su madre le tocó ser papá y mamá. “Entendí que la muerte de mi papá no está relacionada a unas personas sino a un contexto histórico y una realidad que vivió el país”, mencionó.
Desde su punto de vista, la tragedia de Miguel Uribe, cometida por un menor, lo llevó a pensar en Rodrigo Lara y describió que es “como si regresáramos a esa época”. “No se puede callar las voces, hay que ser fuertes en las convicciones y no dejarse amedrentar por los violentos”, anotó.
Bernardo Jaramillo Ossa: 22 de marzo 1990
Bernardo Jaramillo Ossa, candidato presidencial por la Unión Patriótica (UP), fue asesinado el 22 de marzo de 1990 en el Puente Aéreo de Bogotá. Su muerte se enmarca dentro del genocidio político contra la UP, un partido de izquierda que surgió de los acuerdos de paz entre el gobierno colombiano y las Farc en la década de 1980.
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El sicario fue un joven de 16 años, identificado como Andrés Arturo Gutiérrez, quien le disparó a Jaramillo con una subametralladora mientras este se disponía a viajar a Santa Marta. El sicario se acercó con el pretexto de pedir un autógrafo.
Aunque el sicario fue capturado, las investigaciones apuntaron a la autoría intelectual de los paramilitares. El asesinato fue declarado como un crimen de lesa humanidad.
Su hijo Bernardo Jaramillo Zapata recordó a su padre como una persona férrea en sus convicciones. “Era un tipo dado a la juventud, a los niños, se le acercó un joven a pedirle un autógrafo, con un periódico en la mano, el cual cubría el arma”, señaló.
Sobre cómo se enteró, señaló que fue a través de una llamada telefónica. En su reflexión, mencionó que “a nadie se le puede asesinar por pensar diferente”. Pese al dolor de la muerte de su padre, dijo que creció y vivió con esperanza “de que entre todos podamos tener un país mejor”.
Carlos Pizarro: 26 de abril de 1990
Y tan solo un mes después del asesinato de Bernardo Jaramillo, el también líder de izquierda Carlos Pizarro, candidato presidencial del M-19. Su muerte ocurrió poco después después de la desmovilización de esa guerrilla, hecho que significó un golpe contra la paz en Colombia.
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El asesinato ocurrió a bordo de un avión que acababa de despegar de Bogotá con destino a Barranquilla. Un sicario, identificado como Gerardo Gutiérrez, le disparó a Pizarro con una subametralladora dentro del avión.
Pizarro se había desmovilizado del M-19 y, en ese momento, era un candidato presidencial con gran apoyo, simbolizando la reintegración de exguerrilleros a la vida política.
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La hoy senadora María José Pizarro dijo que “no podemos repetir la historia” y “que no se pueden surgir los discursos incendiarios, del odio y de la venganza, como si nuestro único destino fuese repetir la historia”.
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