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El asesinato de la subteniente María Camila Mora Maecha dentro de un vehículo en el Cantón Norte de Bogotá continúa generando reacciones y nuevas versiones sobre lo ocurrido la noche del 26 de noviembre. Las primeras informaciones oficiales señalaron que, hacia las 8:33 p. m., se escucharon varias detonaciones en el parqueadero del Batallón Córdoba y, al acudir al sitio, uniformados hallaron los cuerpos sin vida de dos oficiales al interior de un carro particular. Según el comunicado emitido por el Centro de Educación Militar, los hechos estarían “presuntamente relacionados con situaciones de carácter personal”, mientras avanzan las investigaciones para establecer con precisión las circunstancias del caso.
El primer reporte operativo, entregado por la Policía Metropolitana de Bogotá, se recibió un aviso de un posible evento con heridos por arma de fuego. El documento señala que, al llegar el personal de urgencias, los funcionarios “encontraron dos cuerpos dentro de vehículo los cuales ya no presentaban signos vitales”. El Ejército, por su parte, lamentó el suceso y reiteró su coordinación con las autoridades judiciales para esclarecer lo sucedido. También anunció el acompañamiento psicosocial a las familias de los oficiales y expresó su solidaridad ante la tragedia.
El día siguiente, el comandante del Ejército, general Luis Emilio Cardozo, entregó una primera declaración sobre el caso. Indicó que se trató de “un evento desafortunado que se presentó el día de ayer aquí en las instalaciones de nuestra escuela de infantería”, e informó que los oficiales involucrados “aparentemente mantenían una relación sentimental”. Explicó que el hecho ocurrió en el parqueadero, donde se escucharon detonaciones y posteriormente fueron encontrados los cuerpos dentro del vehículo. El general señaló que, tras las diligencias con el CTI, se halló un arma y que “posteriormente en la habitación donde dormía el capitán se encontraron otras dos armas”, sobre las cuales se adelanta verificación.
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De acuerdo con versiones conocidas por Noticias Caracol, dentro del carro estaban el capitán Pablo Basbela, la subteniente Mora y otra oficial del Ejército, compañera de la víctima, quien presenció el ataque desde la parte trasera del vehículo. Esa testigo habría visto el momento en que el capitán sacó un arma y le disparó a la subteniente en al menos cinco ocasiones antes de quitarse la vida. Imágenes previas a los hechos muestran a ambos oficiales saliendo de una cafetería dentro del mismo cantón, donde, según compañeros, se habían encontrado esa noche.
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La subteniente Mora, miembro del comando de drones en la base militar de Tolemaida y primera mujer en pilotar una nave no tripulada en Colombia, había viajado a la capital para asistir a un concierto. El capitán Basbela, por su parte, había concluido un curso de comando un día antes, requisito para ascender al grado de mayor en la Escuela de Infantería. Compañeros cercanos indicaron que la víctima habría finalizado su relación con él y que el encuentro en la guarnición precedió la agresión.
En medio de la conmoción, la familia de la subteniente Mora otorgó declaraciones a través de su abogado, Luis Eduardo Leyva, quien habló en RTVC durante la velación realizada en el Cantón Norte el sábado 29 de noviembre. El representante legal señaló que su intervención buscaba “dilucidar y aclarar muchas inconsistencias, muchas incongruencias” en torno al caso. Sin embargo, destacó que los familiares reconocen la atención institucional: “La familia quiere exaltar la colaboración que ha recibido del Ejército Nacional, del estamento armado, de su comandante. Se han mantenido diálogos constantes”.
No obstante, Leyva afirmó que el Estado aceptó que hubo errores dentro del cantón militar. Según dijo, “se ha hecho un reconocimiento de posibles errores que se han cometido en temas de protocolo de seguridad”. La familia cuestionó las fallas en los controles internos, especialmente porque, como enfatizó el abogado, “está claro en primer lugar que no hay ningún arma, de las que haya participado en este hecho, que eran de dotación”. Agregó que “las armas que se le encontraron en el lugar de los hechos y posteriormente en los allanamientos que se hicieron en el apartamento son armas que no correspondían al estamento armado en Colombia y tampoco tenían salvoconducto”.
El señalamiento sobre los protocolos de seguridad se ha convertido en uno de los puntos más importantes, no solo por el ingreso de armas no autorizadas sino también por las circunstancias en que ocurrió el encuentro dentro del parqueadero del batallón. La familia insistió en que busca que las autoridades eviten que se difundan versiones que afecten la memoria de la oficial: “También la familia ha pedido a este abogado y a quienes le asesoramos en el que no se permita que se mancille más el nombre de una gran mujer. De una joven y eficiente miembro de las fuerzas armadas”.
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Leyva reiteró que la subteniente Mora representaba un avance dentro de la institución y recordó que fue “la primera mujer que llegó a comandar una nave, pilotar una nave no tripulada en Colombia”. Según explicó, había expectativas profesionales sobre su trayectoria y un proyecto de vida que se vio interrumpido por el hecho investigado.
En medio del duelo y las diligencias judiciales, la familia tomó una decisión sobre cómo honrar el legado de la oficial. Según el abogado, buscan que los recursos derivados de seguros e indemnizaciones se destinen a crear un reconocimiento permanente: una condecoración a la mujer militar en Colombia que lleve el nombre de María Camila Mora.
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LAURA NATHALIA QUINTERO ARIZA.
NOTICIAS CARACOL DIGITAL.