Es toda una tragedia: la víctima, menor de edad, se casó con él a los 12 años. Aunque se había separado, su familia la convenció de que regresara con el sujeto. Su cuñado también participó en el crimen.
Aunque es una celebración que traspasa fronteras y religiones, para algunas culturas esta tradición contradice su fe y creencias por lo que incluso es prohibida.